Mediación familiar, método alternativo de resolución de conflictos

Cuando nos enfrentamos a un conflicto para intentar solucionarlo, provocamos en nosotros mismos un desgaste psicológico, que puede derivar al físico. Esta claro que es algo que va unido al ser humano como ente social. El conflicto no se puede evitar y si lo hacemos no estamos actuando de la mejor manera, al fin y al cabo, aunque no queramos reconocerlo, ni plantarle cara, sabemos que está ahí.

Si hablamos de conflictos familiares, debemos hacer mención de la figura del mediador. Esta figura comprende a un tercero, ajeno a las partes que forman el conflicto.

Este sistema existe desde hace muchos años, pero está irrumpiendo con más fuerza como una alternativa a la resolución de conflictos vía judicial.

La mediación es un proceso voluntario en el que las partes de un conflicto deben estar de acuerdo para trabajar con un profesional imparcial al conflicto, y que será el que dará la solución para resolver el enfrentamiento.

Cuando interviene un mediador no hay vencedores ni vencidos. La mediación es una forma flexible de conseguir una resolución al litigio que haya enfrentado a las diferentes partes. Con ella se reduce el tiempo, el coste económico y el desgaste emocional que puede suponer diferentes enfrentamientos.

La figura del mediador debe ser representada por una persona que reúna una serie de cualidades que se deben trabajar como: la escucha activa, la empatía, tolerancia, creatividad y, sobre todo, no emitir juicios.

Aunque pueda parecer una tarea fácil, no lo es. Además, tenemos que tener en cuenta que no todos los conflictos se pueden llevar a mediación. Será el propio mediador el que indique si el conflicto se resolverá a través de mediación, vía judicial, conciliación o arbitraje.

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