
Según la Asociación Contra el Acoso Escolar (ACAE), cada año se dan en nuestro país más de 300 casos de violencia escolar. Una cifra que no contabiliza los casos de aquellos niños y niñas que no se atreven a denunciar.
Ante esta situación, el papel de profesores, compañeros y padres resulta fundamental. Por norma general, son los dos primeros los que deben informar a la dirección del instituto el acoso que un alumno o alumna sufre por parte de otros. Pero si ambos no lo hacen y los padres sospechan que su hijo o hija está siendo acosado, estos pueden denunciar.
Para ello, lo primero que deberán hacer será asegurarse y recopilar todas las pruebas que indiquen que su hijo o hija sufre ‘bullying’. De acuerdo con la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar, es necesario hablar con el niño o la niña y averiguar qué le pasa, desde cuándo le pasa, dónde le pasa y quiénes son los responsables.
Una vez obtenida la información, los padres deberán pedir una reunión con el tutor para explicarle lo que sucede y pedir que el colegio realice una investigación sobre los hechos que se denuncian. Los padres volverán a reunirse con el tutor a la semana siguiente para que éste les informe sobre las medidas que el centro ha tomado para proteger a su hijo o hija y solucionar el problema.
Si a pesar de ello el acoso continúa, los padres deberán solicitar una reunión con el jefe de estudios y la dirección escolar. Si el problema persiste, entonces los padres podrán acudir a su abogado para denunciar. Ya lo dice el Código Civil: los centros responderán por los daños y perjuicios causados por sus alumnos menores de edad.