
Quedan lejos los tiempos en los que una pareja debía casarse si tenían hijos. Hoy día, cada vez más parejas deciden tener descendencia sin estar unidos en matrimonio. De hecho, en la actualidad se formalizan uniones de este tipo fundamentalmente por cuestiones de convencimiento personal, sentimentales u otras razones de corte más simbólico que pragmático.
Sin embargo, hacerlo sigue teniendo ventajas muy tangibles, tanto en el plano fiscal como en el legal.
Beneficios y deducciones tributarias
Entre las ventajas fiscales que ofrece el matrimonio, encontramos la posibilidad de tributar de manera conjunta en el IRPF. Las ventajas de hacerlo así resultan especialmente notables cuando uno de los dos no trabaja, o cuando existen hijos a cargo de cualquiera de ambos. En este caso se aplica una deducción por tributación conjunta.
Además, el matrimonio permite heredar al menos una tercera parte de la herencia en usufructo en caso de fallecimiento de uno de los cónyuges. Una proporción que aumentaría a la mitad o la totalidad dependiendo si cabe repartir, o no, con los hijos o los progenitores del fallecido o fallecida.
De manera similar, el matrimonio puede suponer beneficios en relación al impuesto de sucesiones, aunque en este caso depende de la legislación de la Comunidad Autónoma correspondiente.
Seguridad social
Junto a lo anterior, también existen beneficios relacionados con la Seguridad Social, como es la posibilidad de acceder a una pensión de viudedad.
Además, si una pareja está casada, únicamente se necesita que uno de los cónyuges trabaje para que el otro tenga derecho como beneficiario a la cobertura.
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